Autor:
Flávio Henrique Silva e Sousa
Doctorando en Antropología Social por la Universidad Autónoma de Madrid, UAM.
e-mail: fhenrique@hotmail.com
El crecimiento de los centros urbanos en general, y de los brasileños de una forma particular, motivó un desarrollo urbanístico que muchas veces se presenta como caótico y desordenado. Dicho crecimiento es a la vez causa y consecuencia de la complejidad existente en la contemporaneidad. La ciudad de Curitiba, en el sur de Brasil, puede entrar en este contexto amplio. La realidad urbana, compleja y caótica en muchos sentidos, puede invisibilizar muchas formas de relaciones sociales. Siendo así, el presente artículo pretende resaltar a un colectivo específico que se encuentra diluido en el paisaje urbano curitibano: los trabajadores de la calle XV de Novembro. Estas líneas no pretenden analizar esta realidad de forma profunda, sino reflexionar con el lector-espectador sobre este tema a partir del lenguaje fotográfico.
Flávio Henrique Silva e Sousa
La Ciudad
La ciudad moderna, sus innovaciones tecnológicas, la construcción, distribución y utilización del espacio, son cuestiones que están siendo pensadas desde principios del siglo XX, momento crucial para la urbanización y para los fenómenos sociales que son causa y consecuencia de un avance industrial y tecnológico que produciría cambios avasalladores en el mundo occidental.
Desde comienzos de dicho siglo los teóricos y pensadores mostraron su preocupación sobre los fenómenos sociales que surgieron con el crecimiento de los centros urbanos. En la década de 1920, Le Corbusier plasma en su obra la preocupación urbanística y social. A partir de la arquitectura y del urbanismo, preocupado por los aspectos sociales de las grandes urbes en ascensión, habla de las ciudades de su época como organismos vivos que trascienden la voluntad de los hombres que las construyen, extienden y transforman.
“La gran ciudad determina todo: la paz, la guerra, el trabajo. Las grandes ciudades son los talleres espirituales donde se produce la obra del mundo. Las soluciones logradas en la gran ciudad son las que predominan en las provincias: modas, estilo, desarrollo de ideas, técnica. He aquí por qué, cuando se haya resuelto la urbanización de la gran ciudad, el país todo habrá sido irrigado de golpe. (…) Y estas grandes ciudades se desafían, pues el demonio de superar, de sobrepasar, es la ley misma del movimiento a que está ligado nuestro destino. Se encaran, se baten, se hacen guerras. Se entienden, se asocian. Grandes ciudades, células ardientes del mundo: de ellas vienen la paz o la guerra, la abundancia o la miseria, la gloria, el espíritu triunfante o la belleza” (Le Corbusier, 1985: 54-55).
La preocupación con este fenómeno social que surge y crece en forma de alamedas, parques, calles, avenidas y rascacielos, con consecuencias que afectan a todos los individuos que están bajo su rayo de alcance y no sólo a los residentes de las grandes ciudades, ya que en ellas son tomadas decisiones que afectan a la vida de toda una colectividad más amplia, sigue existiendo en la actualidad. Por eso, la ciudad es todavía hoy un tema de investigación y estudio que puede ser visto como prácticamente inagotable debido a su propio carácter mutante e innovador. La gran ciudad actual es un granero de cuestiones, problemas y conflictos muy diferente a la París de Le Corbusier, pero sus inquietudes, tanto urbanísticas como sociales, siguen siendo de una actualidad asombrosa.
La ciudad absorbe, envuelve y atrapa. En el desorden caótico de las gigantescas ciudades occidentales, creamos vínculos más o menos fuertes con ellas, como si se tratara de seres independientes, con voluntad y personalidad propias, seres que, muchas veces, parecen tener un poder mágico de engatusar y atrapar a sus ciudadanos. La ciudad es una criatura con carácter e identidad propia. “Proust, en una de las crónicas que escribía para Le Figaro en 1913 (Chroniques, Gallimard, 1927), hacía, a propósito de los nombres de las ciudades, una distinción entre la palabra y el nombre. Al contrario de las palabras, que nos presentan de las cosas una imagen “clara y usual”, el nombre de una ciudad, escribía, hace pensar que la ciudad que designa es “una persona”, única, incomparable, dándonos a la vez una imagen simplificada de ella, como por ejemplo un solo monumento visto siempre a la misma hora. El nombre extrae esta imagen, añadía Proust, de su propia sonoridad. Citaba el ejemplo de Vitré, cuyas casas estaban para él “ennegrecidas por la sombra de su acento agudo”, y Florencia, resumida en el Ponte Vecchio o en Santa Maria dei Fiori, cuyas casas le parecían todas perfumadas como corolas” (Augé, 2010: 81-82).
Características como la velocidad, lo inesperado, la diversidad, lo nuevo y el desorden, son inherentes a las ciudades contemporáneas, y, muchas veces, parecen ser contradictorias e incompatibles con la propia existencia del individuo. Pero estas mismas características, que en general pueden ser rechazables o vistas como problemas de las grandes urbes, también pueden ser consideradas de otra forma. El caos aparentemente sin sentido de las grandes ciudades también puede ser considerado como el alma de los que en ellas residen, la sangre que corre por sus venas. “Parisino era y parisino permanezco. Frecuentar el metro parisino es un elemento de mi identidad geográfica y de mi identidad social” (Ibíd: 14). Con estas palabras Augé nos enseña cómo el metro de París, caótico y rico en relaciones sociales complejas, es una parte integrante e indispensable para entender y relacionarse con la ciudad, y, consecuentemente, forma parte de la identidad parisina.
Tanto la París de Le Corbusier como la de Augé tienen una identidad propia. Como decía Proust, el nombre de las ciudades nos remite a una identidad específica, que asociamos a la ciudad en sí, a sus ciudadanos y a los que se identifican con ella. Claro que la París de Le Corbusier es muy distinta de la de Augé, pero seguramente cuando hablan de estas dos Parises están hablando exactamente de lo mismo, de una forma particular de identificarse y entender la ciudad.
Estas reflexiones pueden ser aplicadas de diferentes formas, en los más distintos centros urbanos de los más distintos contextos de la actualidad. Las grandes ciudades parecen tener un hilo conductor invisible que las une y que las emparenta. Esto nos permite comparar y encontrar similitudes entre ciudades que están, aparentemente, en contextos socioculturales distintos y alejados.
La ciudad contemporánea y sus diversas formas de relaciones sociales, es un contexto rico y privilegiado para el antropólogo. En este sentido, vemos un creciente número de trabajos que llevan en consideración temas y cuestiones que en muchos sentidos podemos encontrar en nuestro entorno cercano: “No es la antropología la que, cansada de terrenos exóticos, se vuelve a horizontes más familiares, (…) sino el mundo contemporáneo mismo el que, por el hecho de sus transformaciones aceleradas, atrae la mirada antropológica, es decir, una reflexión renovada y metódica sobre la categoría de alteridad” (Augé, 2008:30).
Las ciudades brasileñas: crecimiento y desarrollo. Curitiba
Al igual que los centros urbanos europeos, las ciudades latinoamericanas tuvieron y tienen sus propios ciclos de surgimiento, crecimiento y desarrollo. Centrándonos en Brasil, los principales centros urbanos, y en especial las capitales, debido a su importancia social, política y económica, pasaron por una serie de transformaciones sociales y modificaciones arquitectónicas y urbanísticas a lo largo del tiempo. Con el paso de los años, pequeñas poblaciones o lugares de tránsito acabarían convirtiéndose en los enormes centros urbanos que hoy conocemos. La ciudad de São Paulo puede ser el ejemplo más significativo de este fenómeno.
Con el desarrollo socio-económico y el crecimiento de la población, surge la inminente necesidad de creación y mejora de las vías de comunicación de estas pequeñas localidades que llegarían a ser después grandes ciudades contemporáneas. Estas comunicaciones, dentro del ámbito urbano, son potenciadas por algunas calles principales que fueron, y muchas veces siguen siendo, importantes ejes del desarrollo urbano.
Las ciudades, principalmente las que son centros políticos y económicos relevantes, crecieron en un espacio de tiempo relativamente corto, y llegan a la actualidad con poblaciones que muchas veces superan fácilmente el millón de habitantes. El rápido, avasallador, y con frecuencia descontrolado crecimiento, es también una de las principales características de los centros urbanos brasileños.
El proceso de construcción y desarrollo del urbanismo de las ciudades surge a partir de modelos y formatos traídos principalmente de Europa, e implantados sin grandes preocupaciones de adaptación a los contextos sociales específicos. Dicho crecimiento y modificaciones urbanísticas encuentran su motor principal en los fenómenos sociales, políticos y económicos por los que atravesó el siglo pasado: el proceso de urbanización/industrialización intensificado a principios del siglo XX; los procesos migratorios internacionales que en un primer momento se produjeron en dirección al campo, y que a partir del crecimiento de las ciudades y la industria comenzaron a ocupar estos espacios; o las migraciones internas que han llevado a trabajadores de zonas económicamente menos desarrolladas del país a los centros en expansión. En cuanto a este último punto hay que destacar, por sus gigantescas dimensiones, el gran movimiento norte/sur incrementado a partir de la década de 1940 y 1950, responsable del crecimiento y desarrollo de ciudades como São Paulo y Rio de Janeiro, que alcanzaron con ello niveles poblacionales de difícil manejo.
Las principales vías de comunicación urbana, calles que fueron ejes del crecimiento de las ciudades, concentraban gran parte de la red de comercios y servicios que se encontraban en expansión.
En el caso específico de la ciudad de Curitiba, ciudad donde hemos trabajado, una de las principales vías, tanto en el sentido político/económico como social, es la Rua XV de Novembro, una de las calles más antiguas y relevantes de la ciudad. “A história da Rua XV inicia em 1850, com três sobrados em uma rua estreita e mal-iluminada (…). Em 1880 a rua já possuía iluminação a gás, nivelamento e macadames como pavimentação da rua e passou a ser denominada Rua da Imperatriz, com várias atividades comerciais como livrarias, alfaiates, armarinhos, relojoeiros entre outros. Em 1890, com a proclamação de República, a via recebeu a nominação de Rua XV de Novembro, iniciando a instalação de casas especializadas no comércio mais sofisticado (…). Desde um princípio constituiu-se como a rua que atraia para si os movimentos populares, tais como os antigos corsos de carnaval, desfiles militares e colegiais e diferentes manifestações políticas e culturais”. (Manzi, 2008: 88).
En las décadas de 1960 y 1970 el proceso de urbanización de las grandes ciudades está en uno de sus puntos culminantes, y siguiendo el camino de la modernidad, las modificaciones y adaptaciones de los espacios urbanos también llegan a Curitiba de forma incisiva. El gran contingente de personas y el número creciente de vehículos que circulan por las calles del centro de la ciudad dan inicio a los conflictos entre peatones y coches. Una de las soluciones urbanísticas encontradas para minimizar tal conflicto es la construcción de las alamedas, modelo que tiene como referente los antiguos boulevards: se transforman espacios mixtos de circulación de vehículos y peatones en espacios exclusivamente peatonales, desviando el tráfico hacia vías periféricas. Es en este contexto en el que surge en 1972 el calçadão de la Rua XV de Novembro, “a primeira rua fechada para pedestres do Brasil” (Manzi, 2008: 97).
Se trata de la principal arteria comercial de la ciudad. Hoy existe un área exclusivamente peatonal en la XV, como es llamada habitualmente por los curitibanos, que se extiende a lo largo de un kilómetro desde la plaza Osório hasta la plaza Santos Andrade, donde está localizado el edificio histórico de la Universidade Federal do Paraná. Constituye un tramo de intenso y relevante comercio callejero, que también es utilizado con frecuencia para manifestaciones artístico-culturales. Además, la XV de Novembro es considerada uno de los grandes atractivos turístico de la capital paranaense. Se trata, en definitiva, de un espacio rico en diversas formas de relaciones sociales.
La XV de Novembro es la calle comercial más importante de la ciudad. Por ella circulan diariamente miles de personas en busca de los más diversos artículos y de los servicios propios de la calle.
En la XV de Novembro encontramos una gran cantidad de pequeños centros comerciales instalados en caserones de la primera mitad del siglo XX. Estos centros están compuestos por una infinidad de pasillos que conducen a pequeñas tiendas y establecimientos.
La XV de Novembro, espacio etnográfico visual
Es en este contexto específico de la Rua XV de Novembro donde la presente etnografía visual fue desarrollada. La metodología utilizada para su producción se acerca a la metodología clásica de la ciencia antropológica. El trabajo fue desarrollado en aproximadamente seis meses, con salidas regulares al campo, dos o tres veces por semana. Las salidas de campo fueron momentos cruciales para el contacto con los actores, para la reflexión sobre la sociabilidad vivida por éstos, y para la confección del material fotográfico propiamente dicho.
Estas líneas tienen como principal objetivo el comienzo de una reflexión conjunta (autor y lector/espectador) sobre la realidad social contemporánea de los trabajadores informales que tienen la XV de Novembro como local de trabajo. Para ello utilizamos el lenguaje y la narrativa fotográfica como principal forma de interacción con el otro, prescindiendo, de cierta forma, de los instrumentos tradicionales de la transmisión y reflexión del conocimiento antropológico para intentar percibir la realidad específica a través de su universo de imágenes. En relación a esta cuestión tomamos prestadas las palabras de Andrade y de Barbosa y Cunha: “A Antropologia vem se abrindo para novas metodologias e para práticas de pesquisa, e a antropologia visual, em especial, vem discutindo o quanto a narrativa da visualidade fornece muito mais que dados: ela é parte integrante do nosso entendimento (…). A Antropologia dá forma pela palavra, mas é uma ciência do olhar, e é pelo olhar que chegamos ao outro, esteja ele próximo ou distante” (Andrade, 2002:110-115). “(…) Além de método, as linguagens visuais e audiovisuais promovem “matrizes gerativas de uma outra maneira de pensar novos e velhos campos da antropologia” e se mostram particularmente eficazes para compreender em novas direções o imaginário humano, individual e coletivo” (Barbosa y Cunha, 2006:53).
Esta etnografía visual no tiene la pretensión de explicar ningún tipo de fenómeno social, pero sí de intentar reflexionar sobre una realidad urbana específica que parece pasar desapercibida a los habitantes de la ciudad. Se trata de una percepción mucho más exploratoria que explicativa de este pequeño universo urbano.
La etnografía surge de la constatación del gran número y constante movimiento de trabajadores informales o autónomos que tienen la XV como principal espacio de trabajo. En un rápido caminar por esta calle, nos encontramos de forma recurrente a músicos, payasos, limpiabotas, vendedores de lotería y artesanía, actores, poetas, etc. Uno de los principales motivos de esta reunión de trabajadores es el hecho de que la XV de Novembro sigue siendo un espacio de referencia cuando hablamos del comercio de calle de Curitiba. De esta forma, concentra durante todo el día a un gran número de potenciales consumidores que circulan por ella. Además, en sus proximidades se encuentran ubicadas las paradas de los principales autobuses que van en dirección a los barrios periféricos de la ciudad. Es decir, es una zona del centro de Curitiba con un movimiento constante de personas. Aprovechándose de este gran flujo, encontramos a los referidos trabajadores de la XV. Por ser una calle peatonal, turística, comercial y relativamente agradable para caminar, muchas personas que van, viven o pasan por el centro, en algún momento circulan por la XV de Novembro. De esta forma se convierten en posibles clientes para los limpiabotas y vendedores de lotería, o en público para los artistas.
Algunos de estos trabajadores llevan décadas trabajando en el mismo lugar, y esta permanencia genera una clientela más o menos fija que siempre vuelve para buscar los servicios ofrecidos. Por otro lado están los artistas o vendedores ambulantes que utilizan la calle como escenario o escaparate para sus productos. Estos circulan por algunas de las calles y plazas del centro, pero tienen la XV de Novembro como principal referencia. Estas dos formas de utilización del espacio, una más fija y otra más flexible, son las responsables del contacto directo y de las consecuentes relaciones sociales establecidas entre trabajadores y peatones.
Fotografía 1. Fotografía de la Rua XV de Novembro tomada en un día de actividad laboral normal. Flávio Sousa. 2009
Fotografía 2. Fotografía de la calle desde un balcón de uno de sus muchos centros comerciales. Flávio Sousa. 2009.
Las estatuas vivientes son una constante en el escenario callejero. Mantienen con los viandantes relaciones pasajeras que pueden ser profundizadas o no, lo cual depende de la predisposición del que circula por la calle. En la fotografía 3 vemos cómo el actor está prácticamente camuflado entre las farolas de la calle, hecho que puede ser visto como un ejemplo gráfico de la invisibilidad que comentamos.
Fotografía 4. Fotógrafos y fotografiados. Flávio Sousa. 2009.
En la fotografía 4 ficción y realidad se mezclan cuando un fotógrafo espontáneo fotografía al actor, que a su vez fotografía a los niños. En este momento la relación se profundiza. Surge de ahí una relación socio-económica entre actor y niño, relación que es evidentemente uno de los principales motivadores para el ejercicio del trabajo callejero específico.
Fotografía 5. Teatro de calle. Flávio Sousa. 2009.
Teatro de calle. La calle también es escenario de eventos como muestras y festivales de teatro de calle. En este momento, los actores callejeros son los principales protagonistas de la calle. El público viene de distintos lugares de la ciudad para ver las obras de teatro o música. Vemos en estos casos relaciones que a la vez son profundas y efímeras. Profundas por la tonalidad de evento que toman las presentaciones, lo que justifica el desplazamiento del público y la incomodidad del suelo. Y efímeras porque no tendrán una continuidad temporal y espacial cercana.
El protagonismo y visibilidad de los actores es tal en esos momentos que el público registra las actuaciones en forma de vídeos y fotografías. Esta no es la realidad cotidiana de los trabajadores de la XV de Novembro, pero los trabajadores y artistas que desarrollan su labor diariamente en esta calle se ven afectados momentánea, pero positivamente, por estos acontecimientos.
Fotografía 6. Registros callejeros. Flávio Sousa. 2009
El protagonismo y visibilidad de los actores es tal en esos momentos que el público registra las actuaciones en forma de vídeos y fotografías. Esta no es la realidad cotidiana de los trabajadores de la XV de Novembro, pero los trabajadores y artistas que desarrollan su labor diariamente en esta calle se ven afectados momentánea, pero positivamente, por estos acontecimientos.
Fotografía 7. Poesía a ras del suelo. Flávio Sousa. 2009.
En la XV también nos encontramos con artistas callejeros tradicionales de la ciudad, como es el caso de Pla. De nuevo se rompe la invisibilidad. En este caso vemos al artista rodeado de jóvenes, quizás estudiantes que pasaban por la calle casualmente y se detienen para hablar un rato con él y ver lo que está haciendo
Fotografía 8. Tarde de lluvia. Flávio Sousa. 2009La XV muestra otra de sus muchas caras en relación al trabajo informal. En momentos muy específicos puede ser tomada por olas de trabajadores que sacan provecho de fenómenos puntuales como manifestaciones populares, mítines políticos, eventos artísticos, o simplemente la lluvia, para vender sus productos. Este caso específico nos lleva a pensar en el tipo de relación que existe entre trabajadores informales callejeros. Mientras hacía fotografías fui interpelado por el vendedor de paraguas que me preguntó para qué eran las fotografías. Le comenté rápidamente que se trataba de un trabajo antropológico, que era de la universidad, y que las fotografías no eran para ninguna revista o periódico, ya que esa era su principal preocupación. La venta en la calle está reglamentada y en este caso el vendedor no tenía los permisos necesarios. De ahí su preocupación en resguardar su identidad.
Fotografía 9. Compartiendo el cotidiano. Flávio Sousa. 2009.
Fotografía 10. Compartiendo el cotidiano. Flávio Sousa. 2009.Fotografía 11. Compartiendo el cotidiano. Flávio Sousa. 2009.
. Fotografía 12. El circo en la calle. Flávio Sousa. 2009
Las presentaciones de carácter circense, tanto de payasos como de acróbatas, también encuentran su espacio en esta calle. Este es un ejemplo de trabajadores que se desplazan por algunas plazas y calles del centro, pero que tienen la XV de Novembro como principal escenario. No he identificado ningún tipo de conflicto por la distribución del espacio en la calle, ya que al parecer existe un acuerdo tácito que rige la distribución del espacio. En una ocasión sí se produjo un conflicto puntual, cuando un grupo de teatro que trataba cuestiones de concienciación medioambiental, le molestaba a un guitarrista callejero habitual de la calle que había llegado antes que el grupo. En general las actuaciones circenses tienen un público significativo.
Músicos callejeros.Flávio Souza 2009
Al igual que para los artistas circenses, la Rua XV de Novembro es el principal espacio para los músicos callejeros durante los días laborables. Durante la semana se desplazan por las calles y plazas cercanas a la XV, pero al menos dos o tres veces por semana utilizan esta calle como escenario para sus presentaciones.
En ella tienen sus espacios y horarios más o menos establecidos y respetados tanto por los otros músicos y artistas, como por los comerciantes de la zona. En general no llaman mucho la atención, salvo en algunos casos específicos como el de los emboladores: una especie de trovadores que van en pareja y utilizan panderos para hacer sus versos improvisados, y que normalmente hacen bromas sobre ellos mismos y sobre el público
Como en el caso de los trabajadores que prestan servicios en la calle, también los músicos, principalmente los que llevan más tiempo trabajando en la calle, desarrollan una relación muy cercana con los vecinos y/o trabajadores de los comercios cercanos
Músicos callejeros.Flávio Souza 2009
Conclusiones
A partir de un trabajo etnográfico introductorio, vemos la dificultad de aprehender, analizar e interpretar realidades sociales que parecen tan cercanas y cotidianas pero que en muchos momentos no podemos ver debido a esta misma cercanía.
El trabajo etnográfico urbano continúa levantando muchas cuestiones y desafíos de orden metodológico. El distanciamiento y la buscada objetividad del antropólogo no es fácil de alcanzar cuando trabaja en su propia realidad. Lo que era una ventaja para Augé cuando afirmaba “No me costaba meterme en la piel de un usuario del metro, yo lo era; ni en la de un etnólogo, yo lo era también” (Augé, 2010:29), puede ser una trampa para un antropólogo que no pueda o no sepa separarse y alejarse de su objeto de estudio. En este sentido la Antropología Urbana muestra su dificultad en delimitar su campo de trabajo y sus objetos de estudio.
Es también en este sentido en el que entendemos la Antropología Visual, tanto si utilizamos la Fotografía, el Cine o el Vídeo, como un instrumento imprescindible para entender y explicar las realidades sociales en que vivimos. Como antropólogos tenemos el deber de intentar extender y facilitar lo máximo posible la recepción de nuestros discursos y la divulgación de los resultados de nuestras investigaciones a la sociedad amplia, y para ello, la Antropología Visual es un instrumento de una gran valía. Hemos de cuestionarnos si el soporte tradicional de producción del conocimiento científico y divulgación de sus resultados, el soporte escrito, todavía nos es totalmente válido para el contexto social en que nos encontramos, o si puede o debe ser complementado con otros formatos para mejorar la comunicación entre antropólogos y sociedad.
A partir de esta etnografía visual hemos pretendido subrayar cuestiones referentes al grupo específico en el contexto social de la ciudad de Curitiba y poner en práctica el diálogo entre el soporte escrito y el visual a través de un estudio sobre los trabajadores informales de la Rua XV de Novembro y su invisibilidad. Un pequeño microuniverso dentro del contexto social amplio de la ciudad que nos hace reflexionar sobre la importancia del análisis de estas pequeñas realidades urbanas relacionándolas con contextos y acontecimientos sociales más expresivos.
Hemos hablado sobre la dificultad y complejidad de comprender y trabajar en el espacio urbano. Creemos que este trabajo introductorio sobre un determinado grupo en un espacio urbano relativamente pequeño, una calle del centro de Curitiba, nos puede enseñar algunos elementos de esta realidad social. Creemos también que una investigación más profunda puede o debe ser desarrollada en un futuro, para que de esta forma podamos entender en profundidad a este colectivo, sus características, especificidades y relaciones amplias con la ciudad.
En relación a la investigación específica queremos resaltar que realmente existe una invisibilidad relativa de este colectivo en relación a la ciudad, habitantes e instituciones. El grupo con el que hemos trabajado, salvo en momentos y circunstancias particulares y puntuales, pasa prácticamente inadvertido a los ojos de los ciudadanos que circulan por la calle y también a las más diversas instituciones. Esperamos haber logrado con este trabajo nuestro objetivo inicial: dar contraste y visibilidad a los trabajadores informales de la Rua XV de Novembro, y reflexionar con el lector/espectador sobre esta realidad.
Bibliografía
Agier, Michel.
2001. “Distúrbios identitários em tempos de globalização”. Revista Mana. Nº 2, pp. 7-33. Rio de Janeiro.
Alcantud, José Antonio González.
1999. “La fotoantropología, el registro gráfico y sus sombras teóricas”. Revista de Antropología Social. Nº 8, pp. 37-55. Madrid.
Andrade, Roseane.
2002. Fotografia e Antropologia: olhares fora-dentro. EDUC. São Paulo.
Augé, Marc.
2010. El metro revisitado. El viajero subterráneo veinte años después. Paidós. Barcelona.
Augé, Marc.
2008. Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad. Gedisa. Barcelona.
Barbosa, Andréa y Cunha, Edgar Teodoro da.
2006. Antropologia e imagem. Zahar. Rio de Janeiro.
Bittencourt, Luciana Aguiar.
1999. Algumas considerações sobre o uso da imagem fotográfica na pesquisa antropológica. En: Desafios da imagem: fotografia, iconografia e vídeo nas Ciências Sociais Feldman-Bianco, Bela & Moreira Leite, Mirian. Papirus. Campinas.
Calvino, Italo.
1999. As cidades invisíveis. Companhia das Letras. São Paulo.
Certeau, Michel de.
2000. La invención del cotidiano. Vol. I artes de hacer. Universidad Iberoamericana Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente. México D.F.
Collier Jr., John.
1973. Antropologia visual: a fotografia como método de pesquisa. EDUSP. São Paulo.
Dubois, Phillippe.
1994. O ato fotográfico. Papirus. Campinas.
Dudeque, Irã Taborda.
2001. Espirais de madeira: uma história da arquitetura de Curitiba. FAPESP. São Paulo.
Fonte : http://www.antropologiavisual.cl/silva.html#21
Revista Chilena de Antropologia Visual. n 18.
Nenhum comentário:
Postar um comentário