ACOMODO
LENTAMENTE
LAS ESPINAS
AL BORDE
DE MI PLATO
DE LEJOS,
LA SAMARITANA
APRUEBA
ESTE BANQUETE
CON UN CALIZ
DE COMPASIÓN
DOS CEDROS
EN CRUZ
ACOMPAÑAN
MI SILENCIO.
Y EL ROSTRO
ESQUIVO
DE CRISTO
PARECE QUE
SANGRA MENOS.
LENTAMENTE
LAS ESPINAS
AL BORDE
DE MI PLATO
DE LEJOS,
LA SAMARITANA
APRUEBA
ESTE BANQUETE
CON UN CALIZ
DE COMPASIÓN
DOS CEDROS
EN CRUZ
ACOMPAÑAN
MI SILENCIO.
Y EL ROSTRO
ESQUIVO
DE CRISTO
PARECE QUE
SANGRA MENOS.
Gloria Kirinus
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